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La historia de Doña Martha de Los Raspados en Ipiales

La mujer que desde niña aprendió a vender raspados en Ipiales-Nariño. También dice que la pandemia los afectó y tampoco recibieron ayudas.  

En Ipiales, sur de la región nariñense, varias personas dedicadas a la venta de los famosos raspados o más conocidos como cholados, dicen que la llegada de la pandemia los afectó drásticamente su bolsillo.

Agregan que antes de llegar el virus vendían sus famosos helados en la plaza 20 de Julio, pero también les tocaba pagar un impuesto de 9 mil pesos, los funcionarios les cobraban por el espacio que utilizaban. Sin embargo, por la situación del virus, por lo menos la alcaldía les dejó de cobrar ese impuesto.

“Aprendí de mi papá”

ABRA NOTICIAS llegó hasta el municipio ubicado en zona de frontera y habló con Martha Lucía Cabrera Álvarez, más conocida como Doña Martha de Los Raspados quien nos contó que lleva vendiendo los helados 30 años.

“Inicié vendiendo en la Institución Educativa San Francisco, es decir aprendí este oficio a mi papá Gerardo Cabrera, de 86 años, aún tiene una carretica y vende en los alrededores del Gran Plaza”, explicó.   

Agregó que desde los 8 años acompañaba a su padre y a su madre Cristina Álvarez (q.e.p.d) a vender el raspado y poco a poco fue aprendiendo que a los 15 años ya tenía un puesto en las afueras de un colegio. “Tengo más hermanos, pero esta herencia la aprendí sola, los demás ninguno”.

Martha Lucía, con una vos tan clara, alegre y resplandeciente señala que con este trabajo sacó adelante a sus hijos, los educó, alimentó y vistió. “Con esta labor estoy educando a mi última hija”.

Foto AbraNoticias//. Ella es Doña Martha de los Raspados que vende con su carrito hace 30 años en Ipiales, sur de Nariño. Asegura que en esta Pandemia que ya va pasando del año de ningún gobierno municipal, departamental y menos nacional ha recibido ayudas.

Lo llevábamos a municipios

“Mi papá iba a traer el hielo al municipio de Cumbal, inicialmente lo traía a pie, luego en caballos y se lo traían a Ipiales porque a él lo contrataban y nos desplazábamos a entregarlos a varios municipios como a Funes, allá sabíamos llevar las carretas para vender los cremahelados”, explicó.

Para doña Martha Lucía, los cremahelados son los helados de paila, pero hoy ya no vende porque no encuentra la paila construida en material de bronce, que además es costosa. “La que tenía mi papá se rompió el asiento”. Cuenta además que su padre traía el hielo envuelto en paja u hoja de plátano para que no se derritiera porque antes no tenían congeladores ni neveras.

Agrega que en la actualidad es diferente porque antes solo vendían el hielo y color, pero una nueva idea surgió de unos de sus hijos que le implementaron la fruta y lo llaman ‘cholado de fruta’, pero también vende limonada más conocido por sus clientes como fresco.

Hielo de Cumbal era medicinal  

Nos explicó que ella se dio cuenta de que procesaban el hielo desde cuando una reconocida heladería era en donde hoy se ubica las Notarías. “Mi papá me decía vamos a traer el hielo y era aquí, es decir que desde mis 15 años ya lo hacían en Ipiales y así ya no fuimos más a Cumbal”.

La propietaria del carrito de los cholados asegura que el hielo que traían desde Cumbal era medicinal, un medicamento, era más grueso y duraba más, el de hoy lo hacen a la fuerza en un congelador en la ciudad, no vale mucho “mitad se vende y la otra se derrite y no ganamos mucho”.

La barra de hielo hecha en congelador afirman que les dura aproximadamente una hora, por eso deben consumirlo lo más rápido que se pueda sino solo les trae pérdidas, el poquito que queda lo llevan a guardarlo a la nevera.

Afectados por La pandemia

La llegada de la pandemia también afectó a estos pequeños comerciantes porque no hubo Semana Santa, fiestas patronales, Carnaval de Negros y Blancos, fiestas que en otros años era buenos para sus ventas de los raspados, “fue bastante cruel y pedíamos al alcalde a que nos ayude, pero no nos dejó en nuestros puestos, pero un hijo que trabaja en el mercado me llevó allá a vender en donde sacaba para no más del sustento de mis hijos”.

Señala que durante la pandemia no ha recibido nada de ningún gobierno y menos de la Alcaldía, “a nosotros que estamos al sol y al agua no nos llegó nada, ni porque trabajamos en el parque vinieron a dejarnos un mercadito. Antes de llegar la pandemia nos cobraban por medidas el espacio. Estábamos preocupados y el invierno es el peor enemigo, pero me defiendo también vendiendo gallinas”.

Finalmente, Doña Martha de Los Raspados, invitó a propios y turistas a que se acerquen a la plaza 20 de Julio y se refresquen con las limonadas o cholados de fruta tan solo a 2 mil pesitos. “Aquí estoy desde las 10:00 de la mañana hasta las 6:00 y 7:00 de la noche”.

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