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Lo curioso tras fallecimiento de integrantes de una misma familia ¿Qué pasó?

Cuando un ser querido se va de este mundo, nos deja una tristeza envuelta en el corazón de toda una familia, es lamentable perder a una madre, padre, hijo, hermano o primo.

Algo curioso se podría decir que pasó en la familia Atis Bernal, Mueses Bernal y Bernal Mueses. ¿Qué sucedió?

Se fueron mis abuelos    

No recuerdo bien a mi abuelita llamaba Isabel, todos le decíamos abuelita Chavita de cariño y amor por su carisma, fue muy poco tiempo que la conocí. Ella falleció de muerte natural en el mes de octubre de 1988, pero quedó mi abuelito Wersindo Bernal.

Pudimos disfrutar de la vida de él 10 años más. Recuerdo que a los 17 años me presenté al Distrito No 21 del Grupo Cabal ubicado en el municipio de Ipiales, sur de Nariño, a prestar el servicio militar, un día de permiso pude visitarlo a mi abuelo que me dijo estas palabras que nunca se me borrarán, “mijo que le vayan bien y sea un buen militar porque ya no me encontrará”, y fue así que que él falleció en abril de 1998.

La muerte de mis abuelos, embargó y enmarcó la tristeza de mi madre y la de mis tíos que siempre recuerdan sus nombres y sus frases.

Una llamada inesperada

Pasado 10 años, entró una llamada de llanto, gritos y desesperación, no sabía si era la voz de mi madre o la de mi hermana, luego de unos minutos reconocí la voz y se trataba de mi hermana que me daba una triste noticia, me decía, “han atropellado a Giraldo y está en el hospital, pero dicen que está muerto”, y nuevamente su voz se quebró, mientras al otro lado de la línea por un momento quedé pálido y frío.

El celular timbró cuando estaba a punto de cenar, pero todo quedó ahí servido al escuchar a mi hermana con una voz quebrantada. Por un momento no sabía qué hacer, esperé que amaneciera y salí hasta la universidad para contar lo que pasaba en mi casa y pedir permiso. Estaba cursando el décimo semestre y a punto de graduarme.

Llegué a Ipiales, pero no había parado de llorar en el viaje, porque se trataba de mi hermano el mayor de todos y se me venían en ese momento todos los recuerdos que pasamos juntos y no podía creer lo que estaba pasando.

En días de la Semana Santa antes de pasar la tragedia, hablamos algunos minutos en la casa de mi madre, hasta se llevó unas galletas. Esa fue la última vez que lo vi.

Se fue El Comisario

Su nombre real era Hernando Bolívar Atis Bernal, pero en mi familia y la vereda lo conocían como Giraldo y cariñosamente lo llamaban El Comisario, porque fue una autoridad, un legado que había recibido de mí abuelo. “Se nos fue el comisario”, decían todos los conocidos, amigos y vecinos.

Poco a poco se fue convirtiendo en un dirigente indígena y en la misma puerta del resguardo de Ipiales ubicado en la salida Ipiales-Pasto fue atropellado por un carro ‘fantasma’ cuando salía de una asamblea cerca de las 6:30 de la tarde.

Permaneció en la Unidad de Cuidados Intensivos, UCI, lunes día y noche, martes a la madrugada se apagó su vida, quedamos tristes al ver que no pudimos hacer nada ni los galenos pudieron salvarlo. Fue algo muy trágico la partida de El Comisario en mi familia en abril de 2008.

Podemos notar que mi abuelita murió en 1988, mi abuelo en 1998 y mi hermano en 2008, sus recuerdos permanecen intactos y debes en cuento mencionamos sus nombres. En este abril de 2022 Giraldo cumple 14 años de haber partido de este mundo.

Nuevamente de luto

Se vino otra calamidad en la familia, como explicamos la muerte de El Comisario, quien era el mayor de 6 hermanos, pasados otros 4 años nuevamente la tristeza nos embargó al conocer la muerte del hijo mayor de mi tío.

Se trataba de Oscar Fabián Bernal Mueses, un muchacho que le gustaba bastante la fotografía, el diseño y las artesanías, hasta un día que me visitó quedamos en instalarnos un negocio, desafortunadamente no lo alcanzamos a cumplir. Nadie se esperaba de esta tragedia familiar.

Había llegado de vacaciones a mi pueblo y con mi primo nos encontramos en una fiesta el domingo 23 de diciembre de 2012, y, esa noche hasta unas papas comimos y para el frío nos compramos un hervidos. Fue la última vez que lo vi de presencia.

El 24 había un bingo donde una prima y quedamos a reunirnos allá en horas de la noche, y al ver que no llegaba, lo llamé a su teléfono celular aproximadamente a las 8:00 de la noche, me contestó y me dijo “voy a Potosí a ver una vieja y ya subo”.

Las horas pasaban

Pasaban las horas y nada que llegaba, la fiesta estaba buena, todos disfrutando de la Navidad y bailábamos al son de la música de fin de año. Serían como las 11:00 de la noche aproximadamente y nuevamente marqué a su teléfono, me contestó y dijo “aún estoy en Potosí”, le dije “¿te voy a traer?”, su respuesta fue, “no, ya voy”, fue la última vez que escuché su voz.

Al amanecer del 25 de diciembre cuando todos dormíamos del trasnocho de la fiesta, pero afuera se escuchaban algunos que aún seguían festejando el nacimiento del rey del mundo con cerveza, aguardiente y música.

De pronto salí a la calle y un amigo se me acercó y me da la peor de las noticias, me dice, “hola, que tú primo a muerto, ya lo han llevado a la morgue del hospital de Ipiales”, no le escuché más y me dirigí hasta la casa de mi tío, y era cierto lo que me habían dicho minutos antes, porque encontré a su hermana menor en un mar de lágrimas y acomodando una sala para su velación.

El hijo mayor de mi tío había sufrió supuestamente un grave accidente llegando a su casa en el corregimiento de Las Lajas la madrugada del 25 de diciembre. Las investigaciones no avanzaron y el caso se quedó impune.

Otra tragedia en la familia

Llegada la pandemia a mediados de marzo de 2020 hizo que no estuviéramos cerca de nuestros seres queridos y con el miedo de contagiarnos con el virus del Covid-19, todos estábamos separados, nos saludamos vía telefónica y por redes sociales.

En junio de 2020 entró una llamada vía Messenger de Facebook y era mi primo Segundo Mueses Bernal, el hijo mayor de mi tía Q.E.P.D., con quien hablamos de la pesadilla que estábamos viviendo por culpa del virus.

Él vivía con su familia en la ciudad de Quito, capital de Ecuador desde muchos años atrás. En la conversa me da daba consejos y recomendaciones, porque en Ecuador estaba bastante duro la situación de salud, puesto que muchas personas fallecieron tras ser contagiadas.

Al igual le decía que se cuidara y que no saliera de su casa porque las noticias del vecino país no era nada alentadoras por el aumento de contagios y muerte.

¿Qué pasó?

El 25 de enero de 2021, entró una llamada como a las 3:00 de la mañana, era algo preocupante que mi sobrina me marcara a mi teléfono a altas horas de la madrugada, le contesté y escuché su voz muy baja de nota y al mismo tiempo lloró, y me confirmaba que Segundo había muerto. “No sabemos que pasó, pero confirman que murió”.

Esta historia concluye que mis abuelos junto con mi hermano fallecieron cada 10 años, si nos damos cuenta de las fechas, marcó el 8. Y los más curioso en la familia, murieron los hijos mayores Giraldo 42 años, Fabián 28 años y Segundo 55 años aproximadamente después de 4 y 9 años.

Cabe recordar que en medio de esos tiempos de historia también fallecieron mi padre Olmedo Atis en el 2006, mi tía Edelmira Bernal y su nuera Cristina en el 2019.

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